No. Todas las personas que tengan curiosidad y ganas de acercarse voluntariamente a la meditación son bienvenidas.

Aunque las técnicas de meditación fueron desarrolladas principalmente por el budismo, practicar la meditación no implica necesariamente una afiliación religiosa. De hecho, la meditación puede ser practicada de manera secular y no confesional, lo que significa que está abierta a personas de todas las creencias religiosas o sin religión.

Meditar es más fácil que beber un vaso de agua. Lo difícil es querer sentarse a meditar. Mis recomendaciones son: empezar cuando uno tenga interés, tener cierta planificación, aprovechar momentos de motivación y lo más importante: indagar en la intención.

La meditación es una práctica gradual y progresiva. Cada sesión suma, por lo que cada minuto que dediquemos a meditar cuenta. Hay efectos que pueden ser percibidos en poco tiempo, Pero hay que tener paciencia y dedicación si queremos avanzar y descubrir todo lo que la meditación puede ofrecernos. Lo importante es disfrutar del camino y hacernos amigos de la práctica. Recuerda que la meditación es un entrenamiento sutil que reeduca nuestra mente mediante la observación. Los cambios cognitivos más significativos no se producen de un día para otro, sino que llevan tiempo.