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La meditación es un camino de introspección que nos permite descubrir nuestra verdadera esencia a través del silencio.

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FORMACIÓN

Graduado en Física | Universidad de La Laguna

Especialista en Mindfulness | Universidad de Zaragoza

Programa de Mindfulness para la Reducción del Estrés (MBSR) | Nirakara

Curso de Neurociencia de la Meditación | Nirakara

Programa Healthy Minds | Nirakara

 

Nirakara es un centro especializado en investigación y formación en neurociencia y mindfulness. Cátedra extraordinaria de la Universidad Complutense de Madrid.

Meditar es observar lo que hay aquí, desde la visión más lúcida, profunda y verdadera.

Un niño curioso

Nací en las Islas Canarias, concretamente en la isla de Tenerife, donde siempre he vivido.

 

Recuerdo haber sido un niño lleno de preguntas y asombro, fascinado tanto por las diminutas formas de vida que encontraba en la naturaleza como por las inmensidades del cosmos: planetas, galaxias y el universo.

Quienes me conocieron de pequeño aún me describen como un explorador nato.​ Esa curiosidad insaciable me llevaría durante años por el camino de la ciencia.

Mis años de estudio

La etapa escolar no fue fácil. Nunca me sentí del todo integrado y me costaba aceptar las normas y los métodos de enseñanza que se aplicaban.

A pesar de las dificultades propias de la adolescencia, mi curiosidad seguía intacta. A los 15 años comencé a devorar libros de Stephen Hawking, fascinado por el universo y decidido a entender su misterio. Fue entonces cuando supe que quería estudiar física.

Cuando ingresé a la universidad para estudiar física, el desafío fue aún mayor. Fueron años duros, y aunque el estudio era exigente, también era apasionante. La disciplina y la autosuperación me acompañaron siempre, pero a veces sentía la necesidad de escapar.

 

Fueron años intensos, repletos de libros, cada uno más complejo que el anterior, y asignaturas de matemáticas cargadas de fórmulas que desafiaban mi mente y ponían a prueba mi pasión. Aunque fue un periodo exigente, también fue profundamente enriquecedor, un tiempo marcado por la disciplina, la autosuperación y el constante asombro ante el conocimiento.

Filosofía y sabiduría oriental

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Confieso que, a veces, me escapaba de algunas clases. Sentía la necesidad de tomar aire, hacer algo diferente. Mis pasos me llevaban siempre al mismo lugar: una pequeña librería de segunda mano, escondida bajo el nivel de la calle. Bajaba unas escaleras de piedra algo gastadas, y al entrar, me envolvía el olor a papel envejecido y el silencio roto solo por el pasar de las páginas.

Era un lugar modesto, con poca luz y estanterías desordenadas, pero para mí tenía algo mágico. Allí pasaba horas buscando sin saber exactamente qué, dejándome guiar por mi intuición y la amabilidad del librero, un hombre culto y generoso. Gracias a él, descubrí un mundo nuevo: las tradiciones orientales.​ Cada libro de filosofía que leía me abría una puerta hacia algo más profundo. Fue entonces cuando mi intuición me llevó a descubrir las enseñanzas de Jiddu Krishnamurti y Consuelo Martín.​ Desde ese momento, sus palabras se convirtieron en una fuente inagotable de inspiración. 

Poco a poco, me fui empapando de todo aquello que toca el alma, mientras continuaba mis estudios de física con el rigor de siempre, pero con una nueva mirada, ahora orientada hacia el silencio transformador.

Activismo

Después de graduarme, la vida me llevó a emprender un proyecto de activismo ambiental. Junto con mi gran amigo Luis, fundé Canarias Libre de Plásticos, una asociación con la que buscamos concienciar sobre el impacto devastador de los plásticos en los océanos.

Organizábamos limpiezas en playas y costas de las Islas Canarias. Cada bolsa de residuos recolectada nos recordaba tanto la fragilidad de la naturaleza como nuestra capacidad de marcar la diferencia.

Fue una etapa enriquecedora y llena de aprendizajes, pero también me hizo mirar de frente el dolor del mundo: océanos llenos de plástico, injusticias sociales, guerras, consumismo desmedido...

La pregunta sobre cuál es la raíz de todos estos conflictos cobró más relevancia para mí. Esa inquietud no hizo más que alimentar mi búsqueda interior.

Camino hacia la meditación

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Esa inquietud no hizo más que profundizar mi búsqueda. Leía, meditaba, reflexionaba sobre quiénes somos y qué origina los conflictos que nos rodean.

Poco a poco, me voy dando cuenta de que solo a través del silencio y de la conciencia que surge en la quietud de ese silencio, es posible avanzar significativamente hacia la verdad. Esto es contemplar, que coincide con meditar cuando se reconoce con la misma profundidad. Ambas palabras apuntan a lo mismo: una investigación seria, sincera y honesta hacia la totalidad.​

A medida que la mente se silencia, se abre un camino de exploración más profundo a través de la conciencia.

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